Fiebre o pirexia, son dos nombres del mismo síntoma, que corresponde a una elevación de la temperatura por encima de lo normal, 37ºC. No es una enfermedad por sí sola, es un indicativo de que algo le está sucediendo al organismo, ya que la fiebre es una defensa del mismo contra un agente interno o externo.
Las causas más frecuentes de fiebre son infecciones (gripe, varicela, mononucleosis, etc.), aunque también puede haber otras causas como efectos secundarios de tratamientos oncológicos. La gravedad depende de la temperatura que se alcance:
- De 37ºC a 38ºC se llama febrícula, de carácter leve.
- De 38ºC a 40ºC se llama fiebre, debe acudir a su médico.
- Por encima de 42ºC la fiebre es de carácter muy grave.
La fiebre suele llevar asociados otros síntomas como: escalofríos, dolor muscular y de cabeza. Una vez que la fiebre remita también suelen hacerlo el resto de los síntomas.
El tratamiento más frecuente es (siempre consultando con su médico o farmacéutico): paracetamol (Gelocatil) o ácido acetil salicílico (Aspirina) en adultos, y paracetamol (Aprietal) en niños; nunca debe tratarse la fiebre de un niño con ácido acetil salicílico. Si las causas de la fiebre tienen un componente inflamatorio, también puede tratarse con ibuprofeno (Espididol o Dalsy) en adultos o niños, combinado o no con paracetamol. Si la causa de la fiebre es una infección bacteriana a los fármacos anteriores se les añadirá un antibiótico; es importante con este tipo de medicamentos que terminemos el tratamiento cuando lo paute el médico, si lo dejamos cuando notemos mejoría, la infección volverá y será más fuerte.
En casa también podemos ayudar a que la fiebre remita:
- La ropa que lleve el enfermo será liviana, no debemos arroparle con mantas.
- La habitación debe estar ventilada pero no fría, es importante eliminar la humedad para facilitar la sudoración.
- La hidratación ha de ser abundante, no usar bebidas de deportistas, en la farmacia disponemos de soluciones de rehidratación aptas para adultos y niños. El laboratorio Ferrer cuenta incluso, con soluciones de rehidratación infantiles en forma de gelatina (Hidrafan), que son muy apetitosas para los niños.
- Paños fríos sobre: frente, nuca, axilas, muñecas y corvas.
- Si bañamos al enfermo no debemos hacerlo con baños fríos, ya que estos pueden bajar la temperatura demasiado; el agua debe ser tibia. La manera correcta de hacerlo es sumergir lentamente a la persona en el agua a unos 36ºC y dejar que el agua se enfríe. El baño no debe durar más de 10 min, en caso de que sea un niño debe durar menos.